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3 de febrero de 2014

Las mujeres segun Disney


Nadie ha invertido tanto como Disney para difundir su versión del amor.

Para Disney, en cuestión de edades, solo hay dos tipos de mujeres que importan: las jóvenes princesas de los cuentos y las mujeres posmenopáusicas que en sus películas proporcionan las risas a causa de su comportamiento y aspecto – las hadas madrinas de La Cenicienta y La Bella Durmiente–, o que envidian la belleza y juventud de las heroínas –las madrastras de Cenicienta y Blanca Nieves, Maléfica, Úrsula, la bruja del mar de La Sirenita, la madre impostora de Rapunzel en Enredados-. Las mujeres adultas, veinteañeras o treintañeras, de personalidad fuerte, inteligentes, en una posición de poder, simplemente no existen.

Todas las heroínas de la Edad de Oro de Disney son víctimas del amor a primera vista, pertenecen a la realeza (excepto Cenicienta, aunque su padre no era precisamente pobre), son buenas cantantes y bailarinas, y se casan con alguien de su misma o mejor clase social.

La “realidad” de las protagonistas de los cuentos de hadas de Disney, ha ido cambiando poco a poco y adaptándose a –pecando de redundancia- la “realidad” del mundo real, aunque –el infierno de la redundancia- en realidad nunca ha estado disociada de los tiempos en que se ha estrenado cada cinta. He aquí un desfile de princesas en el que podemos apreciar esos cambios gracias a la ayuda de psicólogos, especialistas en estudios de género, neurólogos, pedagogos, terapeutas familiares y sociólogos te traemos la psicología de las princesas Disney:


Blanca Nieves, la primera ecofeminista
La más pasiva, dependiente, inútil y sumisa de todas las princesas del Reino Mágico de Disney. No hace nada para evitar que el cazador la mate; si éste no le arranca el corazón a ella, es solo por su cara bonita.

No hace nada para sobrevivir en el bosque; es ecofeminista (la creencia de que las mujeres, por el solo hecho de serlo, tienen una conexión especial e íntima con la naturaleza): puede comunicarse con los animales y así pedirles que la ayuden a encontrar dónde dormir (la cabaña de los enanos).

Tampoco intenta salvarse del hechizo de su madrastra –es el príncipe quien con un beso rompe el conjuro- ni de la maldad de esta transformada en bruja –son los enanos quienes se enfrentan a ella-. Lo único que sabe hacer son las tareas domésticas.

Cenicienta y su complejo
Es feliz haciendo las tareas domésticas y demuestra maestría en ellas (puede subir escalones cargando tres bandejas de comida al mismo tiempo: una en cada mano y otra en la cabeza), aunque tampoco rechaza la ayuda de aves y ratones. Si bien asume el papel de víctima, no es tan sumisa ni tan pasiva (ni tan tonta) como Blanca Nieves. No hace nada por liberarse del yugo de su madrastra y hermanastras, y ser independiente, salvo resignarse y soñar con algún día casarse. No obstante, es todo un ejemplo del Sueño Americano: de sirvienta a princesa.

Aurora: bella y durmiente
Los atributos más sobresalientes de la princesa Aurora son su belleza y el dormir –y, qué novedad, limpiar la casa, cantar y bailar cuando no está dormida-.

Primera película de princesas de Disney en cuestionar los matrimonios arreglados: el príncipe Felipe quiere casarse con quien ame, sea de sangre real o no. Las acciones de Aurora no juegan absolutamente ningún papel activo en su futuro, que está completamente de- terminado por fuerzas externas.

El mundo colonial de la Sirenita

Ariel representa una ruptura con respecto a todas las princesas anteriores y heroínas de la “Edad de Oro” de Disney. Transgresora en varios aspectos: primera en elegir un marido que su padre desaprueba; primera en no hacer taeras domésticas, primera en ser presentada abiertamente como un objeto sexual. Aunque es curiosa, inteligente y aventurera, sigue siendo incapaz de vivir sin protección masculina.

Bella, la primera feminista
Bella fue la primera heroína de Disney en beneficiarse de contar con una mujer (Linda Woolverton) entre las escritoras responsables del guión. Es ávida lectora, curiosa e independiente. No desea casarse, ni siquiera con el macho alfa del pueblo (Gastón), al que desprecia. Es en este caso el príncipe (la Bestia) quien la necesita para romper el hechizo y salvarse.


Jazmín
Jazmín es la primera princesa de Disney cuya etnicidad no es caucásica. Primera en demostrar que su físico no es solo para lucirlo en vestidos de bailarina de danza del vientre, pues en algunas ocasiones muestra habilidades atléticas.

Primera princesa de Disney en casarse con un plebeyo de menor clase social –peor todavía: un vulgar ladrón-, lo que no volverá a repetirse hasta la llegada de Rapunzel en Enre- dados.


Pocahontas
Pocahontas es la heroína con el físico más atlético y de mayor atractivo sexual de Disney, por lo que se encuentra en el extremo opuesto a la asexual Blanca Nieves. Que los animadores se hayan basado en los movimientos de 15 mujeres reales para dar vida a Pocahontas quizá contribuya también a explicar el porqué hasta los papás más reacios a acompañar a sus hijas al cine se ofrecieran esta vez a llevarlas a ver esta película.

También es la primera en mostrar habilidades diplomáticas al tratar de evitar una guerra entre su tribu y los colonizadores ingleses y finalmente no se va con el príncipe y prefiere proteger a su pueblo.

La mesera y el sapo
Tiana es la única de esta larga lista que puede presumir de haber alcanzado su sueño –abrir su restaurante en Nueva Orléans– gracias a su propio trabajo. Igual que en el caso de Bella, el suyo no es un amor a primera vista y tiene en su poder el romper el hechizo.


Desenredando el rizo con Rapunzel

Rapunzel es la primera en no necesitar de nadie para averiguar la verdad de su origen, enfrentar a su malvada madre espuria y liberarse de ella. Sigue haciendo tareas domésticas, aunque por estricta necesidad.

Y esta vez ningún animal la ayuda ni habla con ella, pero demuestra inteligencia, creatividad y gran talento artístico, en especial para la pintura mural.

Fuente: quo.mx

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